lunes, 22 de abril de 2013

CONCEPTOS BÁSICOS EN PSICOLOGIA POSITIVA (PARTE I)







Hoy quiero realizar un acercamiento para aquellos que no sepan qué es la psicología positiva y cuáles son los principales conceptos que trata.
Para ello me apoyaré en el libro de psicología positiva donde Beatriz Vera Poseck expone los principales términos de esta disciplina.

Primero aclarar el hecho de que defender el estudio de los aspectos positivos del ser humano no implica restar importancia al estudio de los aspectos negativos. Ambos forman parte de la complejidad del ser humano, por ello no tiene ningún sentido dejar apartadas ninguna de las perspectivas.


Me gustaría comenzar con una metáfora que utiliza Seligman para explicar el enfoque que da la psicología positiva, y es la del francotirador.

Cuando un francotirador trabaja tiene que pasar días y horas en la misma posición sin moverse y sin poder dormir, lo que contribuye a que acabe fatigado, ya que debe estar alerta para que si su objetivo aparece pueda disparar en el momento preciso y no fallar.
Tal como se ha venido concibiendo en el pasado la psicología y la medicina si tuvieran que tratar a este francotirador se centrarían en intervenciones que redujeran su fatiga, mediante fármacos o psicoterapia. Sin embargo el entrenamiento que recibe el francotirador es ser capaz de disparar con precisión aun estando fatigado. Aprende a rendir al máximo a pesar de las circunstancias adversas a las que indudablemente tendrá que enfrentarse.


La psicología positiva no trae conceptos innovadores que no se hayan tenido en cuenta nunca, si no que tiene mucho que agradecer por ejemplo a la psicología humanista, ya que autores como Maslow, Rogers o Viktor Frankl ya estudiaron en su día la autorrealización o la importancia del sentido en la vida. En los que se apoyará la psicología positiva.
Sin más preámbulos pasaré a explicar uno a uno cuáles son estos conceptos que no podemos olvidar.
Hoy serán los conceptos de:
- Emociones positivas
- Optimismo


EMOCIONES POSITIVAS

Es indudable que las emociones tienen carácter adaptativo y es este carácter adaptativo el que tradicionalmente ha llevado a la psicología a centrarse en aquello que amenaza el bienestar de las personas. Si pensamos en emociones se nos viene un amplio abanico de emociones negativas pero al nombrar las emociones positivas seguro que los ejemplos son menores ya que existen menos palabras para nombrarlas.

El papel adaptativo de las emociones negativas parece claro, resolver problemas e informar de amenazas. El papel de las emociones positivas es más complicado de entender, pero si que es cierto que si no fueran necesarias no nos hubieran acompañado durante tantos años.
Las emociones positivas tienen un efecto indirecto en nuestra conducta, ya que cuando las experimentamos nos ayudan a enfrentarnos con éxito a dificultades futuras. La mente se vuelve más creativa y tolerante por lo que es posible barajar más opciones que desde una actitud negativa donde sólo se observa un camino. Se produciría por tanto a largo plazo un mejor afrontamiento de los problemas.

Hay que matizar que las emociones positivas no son lo contrario de las negativas. Actualmente se contempla un modelo multidimensional donde ambas son independientes y coexisten en el individuo igualmente.

Seligman dividen las emociones positivas en tres grupos según en que período temporal se centren.

Las que se generan en el pasado: satisfacción, complacencia, orgullo, serenidad, gratitud… Originadas por los pensamientos sobre la experiencia vivida.

Emociones relacionadas con el presente: alegría, éxtasis, tranquilidad, entusiasmo, euforia, placer… 

Emociones positivas respecto al futuro: optimismo, esperanza, fe y confianza. Originadas por los pensamientos sobre lo que vendrá


OPTIMISMO

Se suele hablar del pesimista como alguien realista y del optimista como alguien alejado de la realidad sin embargo ambas posturas constituyen sesgos respecto de la forma de interpretar la realidad. Ninguno de los dos, ni nadie es capaz de ver la realidad tal cual es por tanto depende de ti elegir la manera en que te beneficie más.

Este concepto se ha estudiado desde dos puntos de vista:


Como un rasgo disposicional en la forma de percibir el futuro. Esto quiere decir que las personas optimistas tienen unas expectativas estables y generalizadas de que en la vida les sucederán cosas positivas, por el contrario los pesimistas tienen unas creencias estables y generalizadas de que les sucederán cosas negativas.

Estas creencias tienen influencia en la forma en que afrontarán el problema. Los optimistas generarán más estrategias orientadas hacia el problema y los pesimistas a la evitación conductual por los frecuentes síntomas físicos y emocionales que acompañan en caso de percibir el problema como una amenaza.

Hay distintos estudios que relacionan este estilo disposicional con la recuperación en distintas enfermedades como ataques cardiacos o cáncer.  En todos parecen concluir que los optimistas, controlando otras variables que pueden influir como la gravedad y demás, tienen una recuperación mayor.


La otra aproximación es la del optimismo como estilo explicativo. En este caso se refiere a como explican las personas el pasado.

En esto hay que considerar:
- El grado en que la persona se siente responsable del mismo. Ej: Fue culpa mía o fue mala suerte

- El grado en que se mantiene en el tiempo. Ej: Durará siempre o ya pasará

- El grado en que influye en otros aspectos de la vida (global o específico). Ej: Es algo que afecta a toda mi vida o sólo me afecta en un área muy concreta de mi trabajo.


Según esto, el estilo explicativo pesimista tiene una valoración interna, estable y global y el optimista externa, inestable y específica. Esto ocurriría en la explicación de elementos negativos de su vida, sin embargo para los positivos los patrones se invertirían.
En este caso los pesimistas creerían que son algo externo, inestable y específico y los optimistas que son algo interno, estable y global.


Bajo mi punto de vista no es bueno usar sólo uno o sólo el otro, no se trata de siempre evadirse de la responsabilidad o de siempre culparse de lo que pasa por ejemplo, si no que hay que mantener una flexibilidad y equilibrio a la hora de usar uno u otro.


(CONTINUARÁ)

Elena de Miguel
Psicóloga y coach en positiva-mente
www.positiva-mente.es


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