martes, 29 de abril de 2014

¡ÉSOS SON TODOS IGUALES! ¿Por qué consideramos a los miembros de otro grupo como iguales? 3 claves para acabar con los prejuicios



Sólo tenemos que abrir los periódicos o escuchar alguna conversación cotidiana para observar cómo se habla de que “los miembros de tal partido, las personas de tal país o de tal comunidad, son de tal o cual manera”.
 
 
En psicología al hecho de considerar que los miembros de otro grupo son más parecidos que los miembros del grupo al que pertenecemos se denomina “sesgo de homogeneidad exogrupo u homogeneidad fuera del grupo”.
 
 
 
Si somos jóvenes nos indignaremos si oímos a una persona de más edad que comenta que “los jóvenes de hoy en día sólo piensan en beber y divertirse” pensaremos que es injusto que se etiquete a todo el grupo como si fuera homogéneo.
 
 
Hablamos de sesgos cuando existe cierta tendencia a ver las cosas de una manera, pero esta visión está distorsionada o no considera todos los factores relevantes.
 
 
 
El sesgo de homogeneidad exogrupo nos aporta el beneficio que en psicología llamaríamos “economía cognitiva” es decir, nos ahorra tiempo y espacio en nuestra mente al poner determinadas etiquetas a un grupo y considerar que todos cumplen esas características, aunque de hecho no sea cierto.
 
 
 
El gran problema que tiene el sesgo de homogeneidad exogrupo es que da lugar a prejuicios y en casos más graves puede llevar a conductas discriminatorias.
 
 
 
Si yo considero que todos los jóvenes son iguales y empiezo a añadir etiquetas como “vagos”, “borrachos”, “impulsivos”… puede llevarme a justificar que a este colectivo se le ayude menos o incluso que se le pongan determinados castigos. Éste es sólo un ejemplo, pero puede verse claramente en colectivos como el gitano, las personas de piel oscura, los habitantes de una determinada región… 




 
 
¿Cómo evitar dejarnos llevar por este sesgo?
 
 
Se han hecho diferentes investigaciones en psicología para intentar saber cómo acabar con los prejuicios hacia ciertos grupos. Algunos ejemplos serían:
 
 
-          Contacto y cooperación directa con los miembros de otro grupo desde una posición de igualdad: Si yo por ejemplo en una clase de niños de distintas procedencias donde he visto que hay conductas racistas les coloco en una tarea de cooperación donde para que el grupo gane cada uno tiene que cooperar para resolver la tarea. Me permitirá por un lado que se conozcan más en profundidad y por otro lado encontrar una meta que esté por encima del prejuicio existente.
 
 
-          Recategorizar: Si redefinimos los grupos y por ejemplo en esta misma clase en vez de “los españoles”, “los chinos”, “los marroquís”… ahora pasamos a ser la clase de 3º de primaria creando ciertos motivos, eslóganes, canciones que nos definan como tal nos veremos como parte de lo mismo.
 
 
-          Aprendizaje social: Que no es otra cosa que dar más información sobre los grupos más rechazados de una determinada comunidad. Por ejemplo, si yo en el periódico de una ciudad pequeña comienzo a incluir artículos sobre la vida de las gentes que componen esa ciudad hablando de sus costumbres, sus vidas. Podremos hacer que haya más conocimiento y aceptación de esa persona o grupo en cuestión dentro de la comunidad.
 
 
 
Como veréis el tema de los sesgos y los prejuicios es un tema complejo y al que tenemos que prestar mucha atención para no dejarnos llevar por ellos. Ya que en la sociedad no hay mucha conciencia ni demasiado trabajo sobre ello.
 
 
Os invito a que  a partir de ahora cada vez que os escuchéis diciendo alguna de estas generalizaciones paréis en seco y penséis si estaríais de acuerdo en que esa generalización se hiciera de vuestro grupo cultural, vuestro género, vuestra profesión… Si la respuesta es no, muy probablemente tampoco sea cierta para ese grupo.
 
 
De hecho en psicología hay estudios que demuestran que las diferencias inter grupos son mucho menores que las diferencias intra grupo. Es decir que en el grupo “españoles” hay muchas más diferencias entre ellos que si hago la comparación “españoles” “ingleses”.
 
 
 
 
Elena de Miguel
Psicóloga y coach

sábado, 26 de abril de 2014

Usos del coaching I : Coaching para opositores



Para que todos podamos entender un poco más que usos puede tener el coaching voy a intentar ir explicando distintas utilidades que puede tener y cómo aplicarlo en estos casos específicos.
 
 
He decidido empezar por un uso poco conocido y quizá no demasiado frecuente pero que por mi propia experiencia puedo decir que aporta muchos beneficios.
  









 
Yo conocí el coaching desde mi rol de opositora en esos momentos. Es por ello que quizá siempre he intentado aplicarlo a ese uso porque a mí en mi momento me ayudó y he visto como también a otras personas lo ha hecho.
 
 
 
Como muchos sabréis el coaching implica conseguir un objetivo. Cuando el objetivo se consigue, el proceso se acaba. El coach tiene un rol de facilitador, es decir, no guía, no da consejos, no es mentor, no es terapeuta.
 
Con sus preguntas pretende que el coachee o cliente se plantee nuevas visiones y alternativas que no veía desde su visión del mundo.  Cada uno tenemos nuestro modelo de mundo y eso tiene una serie de beneficios y limitaciones.
 
Cuando nos quedamos atascados en un punto es porque estamos topándonos con esa limitación. Es en este momento cuando el coach interviene planteando una pregunta distinta a la que nosotros nos haríamos, al ser nueva, también generará una nueva respuesta en nosotros que puede que nunca nos hubiéramos planteado, si la vemos viable, puede llevarnos a un nuevo curso de acción. Es ahí donde radica la fuerza del coaching.
 
 
 
Pero ¿qué tiene que ver esto con unas oposiciones?
 
 
Cuando uno prepara unas oposiciones tiene claro su objetivo: sacar plaza. Sin embargo este objetivo no sería un objetivo bien formulado desde el coaching, ya que en primer lugar, no todos los factores dependen de mí; en segundo lugar, tal como lo hemos formulado no hemos considerado el tiempo que nos va a llevar o el coste que nos va a suponer, entre otros.
 
 
Es por tanto necesario en primer lugar saber qué objetivo es más ajustado a mi caso. En las academias o los preparadores personales, en general, por lo que yo conozco. Suelen tener poco en cuenta este factor “intra personal” el temario es este, y o bien tú te apañas y te organizas por tu cuenta, o yo te doy una organización genérica, sin tener en cuenta cómo estudia cada uno. En un primer momento esto es una fuente extra de estrés para el opositor porque o no llego, o no sé si otros están haciendo más que yo…
Es en este primer aspecto ya podríamos ver uno de los usos u objetivos del coaching: una planificación más acorde a la persona.
 
 
Por otro lado hay un montón de estados de ánimo y emociones que surgen al pasar tanto tiempo delante del libro y tanto tiempo apartado de las cosas que pueden producirme placer. El ser consciente de las renuncias que tengo que hacer, el ser capaz de gestionar mi frustración cuando no avanzo, mi tristeza cuando he tenido un día malo, mi impotencia cuando no puedo demostrar todo lo que sé… Todo esto podría convertirse en otro objetivo a trabajar desde el coaching.
 
 
También el sacar una plaza, supone que tenemos que ser mejor que otra mucha gente que se presenta. Esta es una obsesión que suele traer de cabeza a todo buen opositor, sin embargo no está dentro de mi marco de acción el poder controlarlo. Sí puedo controlar mi propio proceso y mejorar mi rendimiento, sin compararme, pero si exigiéndome ir mejorando respecto a mí mismo. Estableciendo medidas objetivas y subjetivas para que yo sienta este progreso. También esto podría trabajarse desde el coaching.
 
 
Además como decía al principio no todos somos iguales, y cada uno disponemos de unas herramientas, recursos y fortalezas que podemos poner en marcha a la hora de facilitarnos el estudio. Uno puede usar su creatividad para aprender de una manera distinta, otro puede aplicar su amor al aprendizaje para retener datos que le parezcan interesantes y habrá otras fortalezas que todo buen opositor debe aprender a cultivar: como puede ser la perseverancia, la curiosidad, la valentía, la autorregulación, la esperanza… Este sería otro de los aspectos que deben tener en cuenta tanto coach como coachee.
 
 
 
 
Estos son algunos de los temas que podrían ser objeto de un proceso de coaching para opositores, sin embargo cada objetivo y cada proceso es personal, pero espero que os haya servido para aportar un poco de luz a la visión del coaching en la práctica.
 
 
 
 
 
Elena de Miguel
Psicóloga y coach

lunes, 21 de abril de 2014

Aprendiendo a cuestionar nuestras creencias

Este vídeo se ha extendido por las redes sociales por el impacto que produce. El experimento se llevo a cabo en México al investigar la discriminación racial.






 
 
Podemos pensar que se está trabajando mucho por la integración, pero a la vista está que queda mucho trabajo por hacer.
 
 
Las creencias son aspectos de nuestro pensamiento que empiezan a formarse desde que somos muy pequeños.  En muchos casos estas creencias dan lugar a prejuicios que tienen el peligro de llevarnos a actuar de una determinada forma sin ni siquiera cuestionarlo.
 
 
Si por ejemplo en este caso yo tengo una creencia de que los “blanquitos” son más bonitos o más poderosos que los “morenos” me puede generar el prejuicio de que cuando vea a una persona “blanquita” daré por sentado que tiene un mayor estatus que una persona “morena” y actuar de manera que se cumpla mi predicción. Es decir tratando como si fuera superior a un “blanquito” y como si fuera inferior a un “moreno”.
 
 
 
Fíjense en el peligro que una creencia tan irracional puede generar y más si se mantiene desde que somos pequeños. Cuando un niño es pequeño recibe información de su entorno sin cuestionarla, podríamos decir que la “traga sin masticarla”. Obtiene de los modelos de su entorno esta información: familia, profesores y también de los medios de comunicación.  Por tanto es también responsabilidad de éstos el ayudarle a generar una capacidad crítica.
 
 
Nuestra cultura suele favorecer ciertos modelos de belleza y de poder que recibimos como buenos en muchos casos sin cuestionamiento. Esto ocurre en el caso de adultos con que no digamos en niños.
 
 
Este vídeo debe ayudarnos a preguntarnos, sobre todo si somos padres ¿qué información está “tragando” mi hijo? ¿Le ayudo a valorar que información es válida y cuál no?
Y como adultos ¿qué creencias he “tragado” cuando era pequeño? ¿Me afectan a la hora de relacionarme con el mundo?
 
 
Pensemos y actuemos en consecuencia.
 
 
 
 
 
 
Elena de Miguel
Psicóloga y coach