martes, 1 de abril de 2014

¿Estás satisfecho con tu vida?



Hoy os contaré una historia que escuché hace ya algún tiempo y estoy segura de que no os dejará indiferentes, como a mí en su día no lo hizo:
 
 
  


 

 
Dos monjes que dedicaron toda su vida a servir a la comunidad hicieron una vez 40 días de ayuno y penitencia.
Tras este duro periodo se les apareció un ángel y a los dos les dio el don de conocer el día de su muerte.
 
 
El primer monje decidió prepararse para la muerte y tomó algunas tablas. Con ellas construyó un ataúd y cargó con él a todos los sitios para que la muerte no le pillara de improviso. Por la noche se metía en él y se enterraba bajo tierra y así continuo hasta el día de su muerte.
 
 
El otro monje decidió aprovechar los días que le quedaban y considerando que ya estaba preparado para vivir con los demás se fue a la ciudad. Reunió a todos los suyos y les dijo “me queda poco de vida y quiero que disfrutemos juntos”.  Vivió junto a sus amigos y su familia. Les hizo todo el bien que pudo y aunque estaba triste porque sabía que iba a morir, se esforzaba en que tanto su vida como la de los demás fueran lo más felices posible.
 
 
Finalmente llegó el día del juicio y ambos monjes subieron al cielo. El ángel que les había revelado el día de su muerte, les recibió y les dijo: “se os reveló el día de vuestra muerte porque habíais sido buenos y para que aprovecharais los días que os quedaban disfrutando de vuestra vida. Por tanto a partir de ahora seguiréis haciendo lo que más os ha gustado, es decir, lo que habéis hecho estos días”.
 
 
 
 
Cuando uno lee esta historia por primera vez se queda un rato pensando…
 
 
 
Muchos a los que cuento esta historia se identifican con ese monje que decide cuidarse de los peligros y pasa toda su vida previniendo “por si”….en este caso la muerte, pero en otros casos puede ser una enfermedad, puede ser evitar mantener relaciones de pareja por si les hacen daño, en definitiva dedican su vida a luchar para que lo malo que les suceda no les pille desprevenidos.
 
 
 
Esta lucha que se observa muy bien en esta historia tiene un resultado infructuoso, la muerte llega igual para ambos y mientras uno a pesar de que sabía que el final llegaría dedica aprovechar el tiempo que le queda, el otro decide evitar todo peligro apartándose del mundo y de lo que más le gusta.
 
 
 
Imaginemos que como en la historia llegara el final de nuestros días y el mismo ángel de esta historia viniera a visitarnos y nos dijera que después de nuestra muerte vamos a seguir haciendo lo mismo que hemos hecho hasta ahora.
 
¿Estaríamos satisfechos? ¿O habría algo que nos gustaría hacer o dedicar más tiempo?
 
 
 
 
Sin duda el mensaje de esta historia es muy profundo. A veces la vida de una forma u otra nos da este mismo mensaje, pero no le hacemos mucho caso.
 
 
Hoy mi intención con esta historia es darte un toque, para que reflexiones, para decirte que estás a tiempo, que todavía hay muchas cosas que puedes hacer a pesar del dolor, a pesar del miedo y a pesar de que muchas cosas en la vida no están bajo nuestro control.
Decirte hoy que hagas como el segundo monje que hagas todo aquello que el día de mañana te haga sentir satisfecho de la vida que viviste.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Elena de Miguel
 
Psicóloga y coach

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