miércoles, 13 de febrero de 2013


No sabía como comenzar esto y como nueva filosofía de vida he pensado que… por qué no... por lo que pasa en mí “aquí y ahora”. Algo personal pero no íntimo, algo que me pasa a mí ahora pero que seguro que a mucha gente le ha pasado alguna vez o le pasará.

Todos nos ponemos metas, algunas las conseguimos y otras no, algunas las abandonamos porque surge otra cosa mejor en el camino o porque dejan de motivarnos. 
Hoy voy a hablar de las que no conseguimos, de aquellas que en algún momento decidimos emprender  con gran esfuerzo porque pensamos que merece la pena (un trabajo, una pareja, un proyecto). A veces ingenuamente pensamos que si hacemos todo lo que podemos eso nos garantizará un resultado, desgraciadamente no siempre es así. A veces un gran esfuerzo no garantiza un resultado.

Sin embargo…¿cómo saber cuando abandonar un objetivo? No es tarea fácil, intentarlo una vez más o aceptar libremente que quizá eso, no está hecho para nosotros. Esta toma de conciencia puede afectar a nuestro estado de ánimo, pero al final como todo depende de la actitud.

Sin duda ya no somos los mismos que emprendimos el proceso, cuando decidimos ponernos manos a la obra ¿qué nos llevó a tomar esa decisión? ¿Sigue siendo eso importante para mí ahora?
Ese gran esfuerzo que conlleva poner en marcha mi objetivo, con todo el desgaste que se va dando en mí por el camino ¿se verá recompensado en caso de llegar a conseguirlo?
¿Cómo enfrentarme al fracaso  o a la pérdida en caso de decidir renunciar?

Es por tanto necesario pararse a reflexionar sobre nuestras motivaciones, nuestros sentimientos y nuestras alternativas, pero al final se tome el camino que se tome, no hay que olvidar todo lo que esa experiencia nos ha brindado. Como decía antes ya no somos los mismos, somos mucho más sabios y aunque eso no nos dé la satisfacción de conseguir nuestro objetivo no debe ser olvidado.

Todas esas preguntas  y reflexiones pasan por mi cabeza a día de hoy pero quería compartirlas con vosotros para haceros pensar y con ello, como no, para ayudarme a pensar a mí también.



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