Si pensamos en el tiempo que gastamos al día
pensando en el pasado o en el futuro pronto caeremos en la cuenta de que muchas
veces es más del que dedicamos a pensar y vivir en el presente.
Sin embargo solo podemos vivir nuestra vida en el
presente y eso a veces se nos olvida.
Aquellos aspectos que no hemos resuelto del
pasado nos persiguen en el presente. En Gestalt se denominan asuntos
inconclusos y según Perls son los causantes de las neurosis.
Dedicamos tiempo a pensar como podría haber sido
nuestra vida si hubiéramos hecho tal o cual cosa, como sería si algo no hubiera
pasado o arrastrando algo que no sabemos o no queremos resolver.
De manera que si no vamos cerrando todos los
ciclos pendientes de nuestra vida cada vez la energía que tenemos para vivir en
el presente va disminuyendo más y más.
De la misma forma si pasamos parte de nuestro día
a día con preocupaciones sobre el futuro sobre aquello que podría pasar, pero
es algo bastante incierto. Yo siempre suelo aplicar la frase “cuando lleguemos
a ese río, ya cruzaremos ese puente” porque normalmente todas las
anticipaciones que realizamos, todas las preocupaciones sirven de bien poco a
la hora de enfrentarnos al problema real que poco tiene que ver con el
imaginado. De manera que de nuevo, energía mermada para nuestro presente.
¿Qué hacer entonces para ocuparnos del ahora? Y
fíjate bien que digo “ocuparnos” y no preocuparnos, ahí está la diferencia.
Si nos ocupamos resolveremos cuestiones, nos
enfrentaremos a la vida, la viviremos. Si nos preocupamos nunca pasaremos a la
acción, pensaremos, elucubraremos sobre lo que podríamos hacer pero quedará en
eso, en buena intenciones.
Cuando tengas esta sensación plantéate ¿Cuánto
tiempo estoy dedicando a ocuparme y cuánto a preocuparme? Suele decirse que lo
útil es dedicar un 80% de nuestro tiempo a poner en acción un plan y un 20% a
planearlo. Normalmente la estadística más corriente si es que llegamos a hacer
algo suele ser la contraria.
Pero ya no sólo hablemos de problemas a resolver.
Si nos pasamos el día dando vueltas al pasado o
al futuro eso nos impedirá disfrutar de todas las experiencias diarias. Pasamos
de puntillas por la vida. Sin saborear el café, sin prestar atención al aroma
de la primavera, sin oír cantar los pájaros, ni a los niños reírse… todas esas
cosas pasan inadvertidas porque vamos ensimismados.
Así que, mi consejo, que hagas una lista donde
apuntes los asuntos de los que debes “ocuparte”. Busca un espacio de tiempo al
día para pensar en cómo resolver los que se puedan resolver y a aceptar
aquellos que no tengan solución. El resto de tiempo intenta prestar atención a
lo cotidiano a todo aquello que pasa desde que abrimos los ojos por la mañana
hasta que los cerramos por la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario