Muchas
veces me preguntan por la diferencia entre ambas disciplinas. Hay gente que
todavía no tiene clara la labor de un psicólogo y mucha más que no sabe en que
consiste el coaching, por ello en esta entrada me gustaría aclarar algunas
dudas y mitos sobre ambos procedimientos.
Para
mí el coaching es un procedimiento principalmente para lograr objetivos.
Desde esta perspectiva traemos algo que queremos del futuro (por ejemplo,
quiero conseguir un mejor trabajo) es decir ¿qué quiero conseguir? hacia
el presente ¿Cómo
voy a conseguirlo?
Cuando
el objetivo esté formulado de una manera objetiva, medible, que resulte
alcanzable y motivante para el cliente se empezarán a establecer submetas y
acciones concretas para lograrlo.
En
este sentido sería mucho más concreto que la terapia. Ya que el
psicólogo necesita recabar mucha más información sobre distintos aspectos de la
vida del cliente para formular a partir de esa información sus hipótesis y el
tratamiento más eficaz para cada caso. Por ello el procedimiento tiene que ser
inevitablemente más directivo, aunque la directividad dependerá mucho del
tipo de cliente y de la corriente del terapeuta.
Hay
personas que aunque están pasando por un momento muy duro y se encuentran
desbordados tienen un gran poder de introspección. Es decir se observan muy
bien a ellos mismos y enseguida identifican cosas que no están funcionando
bien. Otras sin embargo necesitan más guía por parte del terapeuta para
hacerles consciente de cosas que no son capaces de ver por ellos mismos.
En
coaching esto no es necesario ya que el proceso no es nada directivo, el coach
formulará preguntas
y es a partir de las respuestas del cliente desde las que se irá desarrollando
el proceso. El coach siempre confiará en que su cliente es perfecto y tiene
todas las respuestas para conseguir su objetivo sólo que todavía está en un
punto dónde no es capaz de verlas.
Quiero
centrarme sobretodo en este post en la que para mí es la principal diferencia
entre coaching y terapia. Esta es, el tipo de cliente al que va orientado.
Una
persona que acude a terapia en principio es porque presenta dificultades en su
vida que no se ve capaz de manejar solo, estas limitaciones pueden afectar
a algún área concreta como podría ser el caso de una fobia social o fobia a
volar, o podría ser mucho más amplia como en el caso de una depresión o un
trastorno de conducta alimentaria entre otros.
En
coaching es necesario que la persona NO tenga estas limitaciones porque
el proceso exige de recursos a la persona para contestar a las preguntas que le
formula el coach, necesita ser capaz de formular un objetivo y de llevar a cabo
acciones desde el principio para movilizarse hacia él.
Esta
diferencia es muy importante a mi parecer, y personas que sean coach pero no
sean psicólogos tienen que tener mucho cuidado
porque si no distinguen a personas con un síndrome clínico pueden
conseguir la frustración de su cliente y de ellos mismos, entre otros muchos
problemas más graves.
Algunas indicaciones que nos pueden
indicar un problema psicopatológico son:
-
Emociones demasiado intensas durante el proceso o gran presencia de
emociones negativas en detrimento de las positivas.
-
Incapacidad para generar soluciones u observación por parte del
coach de que la persona aplica siempre
una misma solución que no funciona a distintos ámbitos de su vida y la persona
no es consciente de ello.
-
Sensaciones de incapacidad, desbordamiento, baja autoestima. La persona
que acude a un coach puede tener cierto bloqueo a la hora de resolver un
problema pero desde luego no están presentes todas estas sensaciones tan
incapacitantes.
-
Falta de recursos o habilidades. Si la persona no dispone de habilidades
por ejemplo para relacionarse y es algo necesario para el logro del objetivo.
Es imprescindible un entrenamiento previo en este aspecto.
-
Inacción, a pesar de que se proponen acciones concretas si la persona
constantemente dice que no se ve capaz de hacerlo sería necesario observar si
existe algún otro problema clínico que lo está impidiendo.
Estos
son algunos ejemplos pero si cliente o coach sienten durante el proceso que
éste no avanza es necesario parar y plantearse si quizá alguno de estos puntos
pueden estar influyendo.
Espero
que con esto haya podido aclarar algunas dudas acerca de la barrera en muchos
casos “líquida” entre terapia y coaching. No obstante si queda alguna duda
podéis preguntarme y estaré encantada de contestaros
Elena
de Miguel
Psicóloga
y coach en positiva-mente